
ESTHER ARRÓSPIDE
Esther Arróspide es una artista singular, cuyo trabajo parece latir con vida propia. Su obra va más allá de la mera aplicación de colores y formas en el lienzo, transformando la tela en un espacio que respira y vibra. En cada una de sus piezas, Arróspide emplea colores y texturas, el plano inicial que podría parecer un “muro” o una superficie inerte, se convierte bajo su mano en un espacio abierto que invita a explorar.
Ingeniera industrial de formación, Arróspide decidió cambiar el rumbo de su vida para dedicarse a su verdadera vocación artística. En los últimos 13 años, se ha formado en escuelas de renombre como la Escuela Solana, DeARTE Escuela Contemporánea y la Escuela Limón. Este bagaje técnico se ha entrelazado con su evolución artística, llevándola desde los temas figurativos, los bodegones y retratos, hacia un lenguaje cada vez más abstracto que le permite expresar su compleja visión interior.
Las obras de Esther Arróspide son, en este sentido, espacios secretos. Secretos que prometen, que esconden y que, al observarlos, devuelven una mirada llena de vida, color y sentido. En sus pinturas, el espectador no solo ve, sino que intuye un mundo preexistente que ha sido revelado, como si siempre hubiese estado ahí esperando a ser descubierto. La riqueza interior de Arróspide no es común: su arte invita a arriesgar y a buscar, a complicar y simplificar, y su obra se convierte en un espacio hermoso y profundo donde la existencia previa y la belleza ancestral emergen para ser compartidas.
Carta a la autora
LA PINTURA SECRETA
100 x 81, 92 x 73....a la izquierda un plano en verdes, a continuación, el suave
degradado de su complementario, para la esquina de arriba nos reservamos un
negro marfil y en la parte de abajo...
Así, de esta manera, el artista (un tipo concreto de artista) va realizando su obra;
tratando su lienzo como si fuera un muro; de derecha a izquierda, de arriba abajo,
dos únicas dimensiones...
Pero de repente ocurre; el artista, (este es otro tipo de artista) escucha latir el
corazón del cuadro, muy adentro, ya no es la tela, y sin embargo sí lo es.
La tela de pronto ya no es un muro y pintar no es cubrir, el lienzo es ahora un
espacio y pintar es llenar, construir también hacia dentro, descubrir hasta donde
puedes llegar.
Buscar, arriesgar, complicar las cosas, y al mismo tiempo simplificarlas porque no
inventamos nada sino que descubrimos una existencia previa, una belleza anterior.
De este tipo son las secretas obras de Esther Arróspide, secretas porque esconden,
secretas porque prometen, secretas porque recogen tu mirada cuando las observas
y luego te la devuelven llena de vida, color y significados.
Las obras de Esther son un lugar hermoso y su trabajo de una riqueza interior
poco frecuente
Inés Rodríguez—Losada
(premio Penagos de Dibujo)